Probando el Amor by Andrew Grey

autor:Andrew Grey [Grey, Andrew]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Dreamspinner Press

Capítulo 8

BILLY despertó con Darryl acoplado en su espalda, su respiración calmada le daba en la piel y la luz estaba empezando a filtrarse por las ventanas. Sonrió para sí al recordar a Darryl haciéndole la cena a los niños e insistiendo que pasaran la noche allí, antes de ayudarlo a meter a los chicos en la cama de la habitación de invitados. Apartando las sábanas, se quitó con suavidad el brazo de Darryl de encima y comenzó a salir de la cama.

—¿A dónde crees que vas? —La voz medio dormida de Darryl flotó hasta sus oídos a la vez que un brazo lo volvió a empujar a la cama.

—Tenemos que levantar a los niños y prepararnos para el trabajo. —Billy se rió. Era lo último que quería hacer. Estar en la cama con Darryl, acurrucado contra él, era dónde quería estar durante todo el día, pero los niños y el trabajo tenían otras ideas en mente.

—Es domingo, ¿no te acuerdas? —Darryl movió las caderas contra en trasero de Billy—. Por lo tanto, no tenemos que levantarnos, y si somos lo suficiente silenciosos, los niños seguirán durmiendo durante un rato. —Su mano acarició el estómago de Billy con lentitud y le besó el cuello. Era tan maravilloso y reconfortante que lo sostuvieran. Los lánguidos besos de Darryl continuaron hasta que Billy sintió la cama moverse y poco después terminó boca arriba. El cuerpo del hombre lo presionaba contra el colchón, su peso era firme y sólido. Los besos continuaron, aumentando de intensidad y deseo—. Sabes muy bien. —Darryl volvió a besarlo, sus lenguas exploraron al otro—. También me haces sentir muy bien. —Sus labios se convirtieron en una sonrisa cuando su dureza se deslizó contra la cadera de Billy—. Muy, muy bien.

Darryl movió los labios y encontró el pezón de Billy, acarició y mordisqueó la piel.

—¡Darryl! —El chico se arqueó y sus manos abrazaron la espalda de Darryl. Sus caderas se empujaron hacia adelante por su propia voluntad, tratando de friccionarse contra la piel de Darryl, pero... no podía... del todo... conseguirlo.

—Relájate, cariño. —Darryl levantó un poco la cabeza, los labios de él se encontraron otra vez con los suyos—. Sé que todavía no hemos hecho mucho juntos, pero hay algo que quiero darte. —Los labios de Darryl volvieron a su erótico y delicioso trabajo, y Billy luchó para no gritar cada vez que tocaba uno de esos lugares que hacía que le hormigueara la piel y le girara la cabeza.

—¿Qué haces? —preguntó Billy entre jadeos ahogados mientras Darryl seguía besando por su pecho y estómago.

—Te estoy amando, al completo.

Billy se llevó un dedo a la boca y se mordió el nudillo cuando una caliente humedad lo envolvió, engulléndolo fuerte y profundo. Sintió como el aire se le escapaba de los pulmones, cada célula de su cuerpo gritó cuando Darryl hizo algo con la lengua que lo obligó a poner los ojos en blanco. Entonces Darryl empezó a chupar, y Billy sintió unas manos deslizarse bajo él y ahuecando su trasero e incitándolo a moverse.

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